Mesopotamia fue hogar de numerosas tribus que progresivamente fueron teniendo un lugar bajo el sol a lo largo de la historia.

Durante su época dorada, cada tribu construían nuevos templos y continuaban el trabajo empezado por otras tribus. De ese modo, gracias a varias tribus, los templos crecían cada vez más altos, hasta casi llegar al cielo. Los templos de estos arquitectos asombraron al mundo, pero desastres naturales o humanos podían derribarlos. Cuando esto sucedía, las obras empezaban de nuevo, o empezaban nuevos templos, o simplemente se iban a sus casas. Incluso con estos contratiempos, los templos no dejaron de crecer hacia el cielo.

En este juego de mesa hay varias formas de ganar, pero todas tienen como base el número total de templos que haya construido cada jugador.